¿Puede la Inteligencia Artificial hacernos estúpidos?
La era de las máquinas inteligentes
Después de la revolución industrial, las máquinas comenzaron a reemplazar a los trabajadores manuales. El proceso empezó en la agricultura, haciendo que las masas de trabajadores agrícolas fueran desplazadas y obligadas a trasladarse a las ciudades para ganarse la vida.
Cuando las máquinas se llevaron gran parte del trabajo manual, las personas se volvieron menos activas físicamente y ganaron peso. El estilo de vida sedentario contribuyó a una epidemia mundial de obesidad con los inevitables trastornos metabólicos relacionados, como enfermedades del corazón, diabetes y enfermedades renales.
Sin embargo, a medida que nuestros cuerpos descansaban cada vez más, nuestros cerebros se vieron obligados a trabajar más duro. Por ejemplo, es mucho más difícil moverse por una congestionada ciudad moderna que hacerlo en un pequeño pueblo rural. Los trabajos modernos también son más complejos y requieren más formación ya que los empleados necesitan procesar rápidamente la nueva información.
Incluso durante nuestro tiempo de ocio, nuestro cerebro también trabaja más debido a una mayor disponibilidad de libros y a la proliferación de los medios audiovisuales, para el entretenimiento, estudio, música, noticias, y así sucesivamente.
Ahora, en la era de Internet, el volumen de información crece exponencialmente junto con la sofisticación de las tecnologías electrónicas. El número de personas con las que interactuamos electrónicamente crece a pasos agigantados gracias a la facilidad de uso de los medios sociales como Facebook y Twitter.
Todo este trabajo extra para nuestro cerebro nos hace más inteligentes. Eso ayuda a explicar por qué aumenta la inteligencia humana de manera constante de generación en generación en todos los países desarrollados, un fenómeno llamado el efecto Flynn. Por supuesto, hay otras razones, incluyendo una mejor nutrición, mejores prácticas obstétricas que reducen el daño cerebral, y la mejora del saneamiento y la salud pública que reducen las enfermedades de la infancia.
¿Puede la Inteligencia Artificial hacernos estúpidos?
El efecto Jeeves
En las novelas P. G Wodehouse, Bertie Wooster se escapó de ser un imbécil porque Jeeves estaba allí para respaldarlo con una capacidad cerebral superior. En esta analogía, las personas del futuro están en riesgo de ser menos inteligentes porque las máquinas pensarán por ellos.
¿Será la inteligencia artificial capaz de esclavizarnos? Después de todo, la calculadora electrónica nunca dejó que los estudiantes de matemáticas abandonaran el aprendizaje, como muchos profesores habían temido.
La inteligencia artificial se está apoderando de muchos puestos de trabajo humano. Por ejemplo, la mayor parte del tiempo los aviones están siendo guiados por pilotos automáticos. Por otra parte, el complejo problema del control del tráfico aéreo alrededor de los grandes aeropuertos modernos también se logra por una inteligencia artificial que opera más allá de la capacidad de meros controladores aéreos humanos. Los programas de ordenador son también capaces de poner a prueba las hipótesis científicas y de escribir poesía, o incluso novelas.
La inteligencia artificial está incrustada en muchas características de la vida moderna, por la sencilla razón de que las máquinas inteligentes ya pueden superar a los seres humanos, incluyendo algunas aptitudes donde no se pensaba por ser una ventaja humana, como jugar al ajedrez o al Jeopardy (unos ordenadores de IBM derrotaron a Gary Kasparov y Ken Jennings en sus respectivos juegos).
La inteligencia de las máquinas está aumentando mucho más rápido que la inteligencia humana gracias a la Ley de Moore (un aumento exponencial de la capacidad de procesamiento electrónico a través del tiempo). Como las máquinas se vuelven cada vez más inteligentes, van a desahogarnos de tareas a nuestro pensamiento y nos harán la vida más fácil.
Una vida cada vez más fácil
Los sistemas electrónicos probablemente serán cada vez más fáciles de usar. En lugar de luchar para identificarnos con algún sistema electrónico a través de contraseñas que son seguras sólo si son difíciles de recordar, el sistema funcionará simplemente con identificarnos mediante biometría como huellas dactilares, fotografías del iris, o incluso el sonido individual de nuestros corazones.
Más tecnologías del futuro también podrán ser activadas por voz, por lo que los teclados se utilizarán cada vez menos. Vamos a conversar con máquinas tanto como nos hubiera gustado hablar con un amigo, o con un mayordomo (si tuviéramos uno).
En el futuro, el asistente electrónico se desarrollará hasta el punto de que sirva para funciones similares a las de un verdadero mayordomo, cumpliendo peticiones como: "organiza una cena para seis personas el jueves, e invita a los mismos de siempre."
En ese momento, nuestra larga lucha con las tecnologías desafiantes tocará a su fin. Nos podremos tomar todo con calma sabiendo que el duro trabajo de planificación y organización se está haciendo por un mejor cerebro que el nuestro: el asistente electrónico. Hambrientos de esfuerzo mental, nuestros cerebros retrocederán en su evolución. El futuro es una niebla aristocrática.
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